El Design Thinking es un proceso en el que “pensamos como los diseñadores”. Con este sistema, analizamos un problema –como lo haría un diseñador– y buscamos múltiples soluciones.

Para el Design Thinking es imprescindible el trabajo en equipo, por lo que tu equipo creativo debe involucrarse desde el comienzo.

Qué es el Design Thinking

Es una metodología innovadora que se enfoca en entender las necesidades de los usuarios y resolverlas aplicando soluciones reales. Este método comenzó a aplicarse en Estados Unidos, en la Universidad de Stanford en los años 70.

Tú y tu equipo creativo, como diseñadores, haréis coincidir estas necesidades con lo tecnológicamente factible y convertirlas en una estrategia de negocios, y que al mismo tiempo sea una oportunidad para el mercado.

Se puede aplicar a cualquier campo, desde desarrollar productos o servicios hasta mejorar procesos, o definir modelos de negocio. Lo importante es que sea un trabajo en equipo.

Cómo funciona el Design Thinking

Este método sigue un proceso de varias etapas:

Promover la empatía

Como diseñadores, tendréis que poneros en la piel del otro para entender los problemas de los usuarios. Las soluciones que salgan implicarán relacionarse con los demás, para saber cómo piensan y qué quieren.

El objetivo es satisfacer estas necesidades, y cuando se logra es la clave del éxito.

Equipo creativo

El trabajo en equipo es fundamental porque el método se alimenta de muchas visiones y formas de pensar.

Generar prototipos

Todas las ideas que hayan salido del equipo creativo deberán ser validadas, antes de pensar que son correctas. El Design Thinking detecta fallos, de modo que cuando encontréis la solución, ya estos fallos fueron tomados en cuenta y resueltos.

Todo este trabajo se hace en un ambiente relajado y lúdico, pues lo que se busca es disfrutar el proceso y propiciar que todos os sintáis tranquilos, libres, donde poder dar rienda suelta a vuestro potencial.

Antes de implementar en vuestra empresa esta metodología es recomendable que preparéis 4 aspectos:
  • Materiales. Rotuladores, post-it, lápices de colores, hojas, pegamento y los móviles para fotografiar. Con estos sencillos materiales, al alcance de todos, podréis comenzar a generar ideas, escribirlas y pegarlas en las paredes.
  • Equipo. Ya lo mencionamos: el trabajo de tu equipo creativo es fundamental. Cuantas más personas haya y más distintas, el resultado será mucho mejor, porque las visiones se enriquecen. Es recomendable que al menos una persona de tu empresa conozca la metodología, para que pueda guiar el proceso.
  • Espacio. Es aconsejable que mientras dure el proceso, tengáis un espacio amplio, cómodo, donde haya una mesa ante la que sentaros, y paredes libres y despejadas donde ir pegando las notas adhesivas con la información que se vaya generando. Debería haber mucha luz natural, y que os sintáis bien en ese espacio.
  • Actitud. La actitud del Design Thinking es abierta, curiosa, observadora, libre en lo posible de prejuicios y valoraciones. Hay que perder el miedo a equivocarse, ser positivos y ver los errores como oportunidades.

El proceso del Design Thinking

Se elabora en 5 etapas no lineales. El comienzo siempre es recolectar información para generar gran cantidad de contenido, que podrá reducirse o aumentar en las otras etapas.

Estas 5 etapas son la Empatía, la Definición, la Idea, el Prototipo y el Testeo. El objetivo es ir afinando el contenido recolectado para llegar a esa solución que coincida con las metas del equipo creativo y de la empresa.
  1. Empatía. En esta etapa es imprescindible una comprensión profunda de lo que los usuarios quieren y necesitan, de otra manera no seréis capaces de solucionar la problemática.
  2. Definición. Aquí habrá que seleccionar la información y quedarse con la que realmente es relevante, e identificar problemas.
  3. Idea. Esta etapa se caracteriza por la generación de múltiples opciones, para ello son buenas las sesiones de brainstorming. Esto favorece el pensamiento expansivo, desprejuiciado.
  4. Prototipo. Aquí es cuando las ideas escogidas las transformáis en realidad. Hacer prototipos hace que veamos las cosas como serían en la realidad, y nos da información sobre lo que hay que mejorar o refinar antes de presentar la idea final.
  5. Testeo. Se trata de probar los prototipos con los usuarios a quienes van dirigidos. Aquí se podrán identificar posibles fallos o carencias y mejorar el prototipo, hasta llegar a la solución ideal.

Si quieres ver cómo podemos ayudarte en tu estrategia, puedes ver lo que opinan nuestros clientes sobre nosotros aquí, y descubrir cómo podemos acompañarte en tu próximo proyecto
 

¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Echas en falta algún punto? ¿Quieres dar el paso para llevar a tu equipo creativo al siguiente nivel? ¿Cuentas ya con una estrategia creativa para tu empresa?

 
Si crees que este post puede ayudar a alguien, te invito a que lo compartas.